Todas las mañanas sale a correr, baja por el parque sur. Deja a sus hijos frente a la estación y espera que suban al tren. Historia mundana, la castiga el tiempo y el suburbio crece más. Ya no es muy seguro andar tentando al diablo, lleva un arma por si acaso. La mujer, la mujer maravilla.Vuelve al mediodía, cansada y aturdida, tampoco hay tanto por hacer. No tiene trabajo aunque lo está buscando como cualquier desocupado.
martes, 15 de julio de 2008
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